EL ARTE DE LA TRASCENDENCIA: la DANZA de la VIDA y la MUERTE

En un definitivo gesto de quietud, la comunidad de la danza se ve nuevamente conmovida por la partida de nuestra querida y admirada JOAN JARA, de 96 años, y la talentosa CATALINA ROJO, de 29 años, que nos dejó hace unas semanas.

La pérdida de estas dos figuras ha generado infinitas muestras de cariño y admiración. La bailarina Catalina Rojo, conocida por su experiencia artística y su compromiso social en el ámbito de la danza, participó recientemente de la puesta en escena “PUSH”. Esta obra abordó las temáticas de la desilusión y la complacencia, instando a replantear nuestra relación con la vida y a reavivar la capacidad de maravillarnos ante lo desconocido.

El pasado 13 de noviembre, nos dejó la querida y destacada bailarina Joan Jara, una mujer luchadora por la justicia quien también se destacó como maestra y activista. Nacida en Inglaterra, su vida se entrelaza a la historia de este país marcada por el dolor del asesinato de su amor, Victor Jara, durante la dictadura. Este trágico suceso marca un antes y un después como defensora de los derechos humanos. En la década de los 70, lideró el surgimiento del Ballet Popular, abriendo paso a la danza independiente en Chile. Joan, llevó su metodología más allá de las aulas y participando en las poblaciones y siendo considerada hasta la fecha como un inspirador símbolo de dignidad, amor y fortaleza.

La partida de Joan ha movilizado a gran parte de la comunidad artística, así como a familiares y amigos quienes se han manifestado en homenaje a través de danzas y hermosas muestras de cariño. Eterno es el legado que nos deja, invitándonos a reflexionar sobre el poder de la danza para despertar memorias, tanto de manera personal como colectiva. Estas memorias subterráneas subyacen en el cuerpo, dormidas entre la carne y los huesos esperando a ser activadas para abrir paso a la construcción de historias e identidades que nos van formando como sujetos. Sin embargo, este cuerpo se ha detenido; tristemente nuestra querida bailarina nos presenta un cuerpo sin presencia.

Mirar a la muerte al parecer es inevitable, y hacerlo implica reflexionar sobre la vida, que baila en una misma dimensión. Heidegger, el filósofo existencialista, considera  la muerte como la esencia de la aventura humana, un viaje sin regreso. No obstante, la tradición budista ofrece la perspectiva de ver la muerte como la transición de una existencia a otra, afectando únicamente al cuerpo y permitiendo la trascendencia del ser. Existen diversas teorías sobre el tema, pero la verdad absoluta no parece existir. Ante la magnitud de este fenómeno, acomodamos nuestras creencias. El único punto de unión es la existencia inicial de un cuerpo. El cuerpo, la cuerpa, la materia, lo orgánico, lo visible, móvil; un símbolo significativo crucial en la crisis de la reproducción en este sistema capitalista, según señala Silvia Federici. El territorio político de dos bailarinas se ha detenido, entregándose a su última experiencia terrenal llevándonos consigo por un momento a toda una comunidad que las acompaña en amor y conmoción.

Quizás tenga más sentido para el corazón de la danza concebir la partida de Joan como parte intrínseca de su obra. Apreciar el abandono de su cuerpo como el gesto más disruptivo de su danza en este mundo inmundo, haciendo de la transformación de su cuerpo como su performance más humana y su trascendencia como la más divina. La memoria, al parecer, pertenece a este plano y asegura que su legado permanecerá en el archivo de nuestro recuerdo.

Despedimos a nuestras artistas escénicas y rendimos especial tributo a Joan Turner Jara (1927-2023) Tu memoria en cada danza, en cada lucha hermosa paloma.

Por: IXI DONOSO. Pedagoga en Danza. Intérprete. Gestora Cultural e Investigadora.

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