LA CARNE VIVA

Hace tiempo que tengo ganas de escribir sobre nuestro teatro. No porque lo entienda más que otros, sino por el hecho que deseo que otros lleguen a entenderlo. Sin embargo, varias veces dejé esa tarea, unas porque dudaba que tuviésemos “teatro” y otras porque sentía que yo no tenía la habilidad necesaria. Ambas labores indispensables para hablar una con la otra.

Otras dudas que molestan en mi cabeza son si alguien quiere oírme; la segunda, si esa persona que me escucha tiene ganas de entender lo que digo y, por último, el riesgo de no gustarle lo suficiente a unos y disgustar a otros mucho más de lo necesario.

Esas ideas juegan en mi cabeza mientras me siento en el Teatro Camilo Henríquez. La sala, con una neblina en retirada, nos deja ver en el escenario una mujer que espera y espera a que alguien o algo aparezca para comenzar con el relato.

“Y, y, y, y, y” de Nicolás Lange dirigida por Javiera Mendoza de la Compañía La Chueca es una obra que nos habla del amor épico, lésbico y homosexual que muta, se protege e imagina durante y después de la dictadura cívico-militar chilena. Esta no es una obra sobre el horror de la tiranía que vivimos como país, por el contrario, nos habla del amor y como este puede habitar en territorios donde el odio al que piensa distinto se instala como marca social.

El escenario, delimitado con luces en el suelo; se dispone con seis percheros, tres a cada lado, lugar desde donde las actrices se preparan para encarnar sus personajes. El espacio delimitado, es donde suceden las diferentes acciones en sus respectivos tiempos, apoyado por el vestuario y por un elegante trabajo de luces. La propuesta funciona y engancha al público con rapidez, lo que también se complementa con las proyecciones y títulos de las escenas que nos ayuda a mantener el hilo temporal que se propone. Las interpretaciones de Catalina Saavedra e Hitzka Nudelman demuestran su capacidad como actrices al poder plasmar de manera clara y sin caer en estereotipos a seis diferentes personajes dotándolos a todos de una tridimensionalidad que no nos deja escapar de la ficción poética plasmada en el texto.

Así, “Y, y, y, y, y”, nos presenta un diálogo naturalista que choca con su propia poesía. De la misma manera que el amor en la obra es golpeado por el horror, las palabras aquí colisionan con los silencios, la espera y el y… y… y… Sin duda, este es el lugar que habita la obra; un lugar donde dos ideas, mundos y palabras se unen en una interjección que no se acaba de formar y que muchos pueden tomar como si se tratara de un espacio vacío y no uno que está a la espera de ser completado por una historia, una palabra o por el amor.

Esta obra no es una que busque sanar heridas, sino que entiende que al exponerlas como carne viva refleja lo que somos como país. Con esa idea aplaudo a las actrices mientras veo a todo el equipo formarse y hacer un respetuoso saludo al público. En ese momento me doy cuenta de lo poco que consideramos al amor como un motor para nuestras vidas. Amor sentimental y todos los diferentes tipos que alguien me pueda nombrar. Yo nombro ahora el amor al teatro y todo el tiempo que he perdido pensando si debía o no escribir estas palabras.

Camino por la Alameda, veo a la gente mirando sus teléfonos y en sus rostros pareciera que van o vienen de matar a alguien. Pienso que no me había dado cuenta lo que me emociona el silencio, el esperar, el detenerse; me gustan los lugares donde el amor y el silencio puedan convivir. Donde las ideas aún no son completadas y el mundo se vuelve incierto y repleto de posibilidades.

Casi lo olvido, mi nombre es Mariano, y espero que nos encontremos en este lugar, entre palabras, silencios, un espacio vacío y el amor.

FICHA ARTÍSTICA

Compañía: La Chueca. Coproducción: Teatro Camilo Henríquez. Dirección Javiera Mendoza. Dramaturgia: Nicolás Lange. Elenco: Catalina Saavedra e Hitzka Nudelman. Producción Ejecutiva: Teresa Gómez. Producción General: Alejandro Fonseca. Diseño escenográfico e iluminación: Rayen Morales. Diseño de vestuario: Catalina Álvarez. Diseño Sonoro: Octavio O’Shee. Prensa: Ismael Castellón. Comunicaciones: Catalina Córdoba. Fotografía: Fernanda Ruiz. Video: Esteban Mendoza. Colaboración: Alex Morales. Agradecimientos: Carlos Donoso. Asistente de dirección: Francisca Moreno. Animación y visuales: Camila Anais.

MARIANO de la F. Licenciado por una universidad. Hombre bajo, gordo y que muy pocas veces ríe con la boca abierta.

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