DUELO EN LA CAVERNA

La obra Duelo, escrita por el dramaturgo Rodrigo Morales y con dirección compartida entre Constanza Thumler y Angelo Olivier, cuyo estreno fue en la sala grande del Centro Cultural Matucana 100; continúa y profundiza con la temática que desplegaron en su anterior trabajo, Oleaje, y que es parte integrante de una trilogía que está indagando el colectivo teatral Ensayo del Desastre, bajo el concepto ¿Dónde Están?, y ambos trabajos tienen directa relación con el mito de la caverna de Platón. 

Revisemos. El trabajo anterior, Oleaje, es el grito de la profesora Marta Ugarte cuyo cuerpo apareció en una playa en el Norte; constituyéndose en la constatación manifiesta de la masacre que realizaron los militares lanzando cuerpos al mar. En este trabajo, Duelo, el segundo de la trilogía, la indagación se ocupa de la muerte de mujeres que estaban por dar vida, mujeres que fueron asesinadas estando embarazadas.

Vida y muerte siempre unidas. 

Vidas atadas a un riel por alambre de púas. 

Vidas dando vidas. 

Vidas exterminando vidas.

La decisión de decidir el destino de un otro, ha sido la mancha que ha ensuciado el paso del ser humano por la faz de la tierra. Decisiones que siempre han sido tomadas por afanes egoístas, sustentado en el temor del otro por su forma de pensar.

En la obra, un unipersonal, la creación del mundo o espacio escénico para facilitar que el personaje, interpretado por Nona Fernández; se haga carne y tenga el tempo y distancia para expresarse, esta realzado con recursos limitados pero potentes, en donde la máxima: menos es más; adquiere sentido y razón profunda que necesita para lograr la  total expresión y expresividad del tema, en manos de la actriz responsable.

Los recursos con que los directores abren el escenario son exigidos al máximo, ya que así resaltan las texturas que el montaje amerita. 

El texto, en esta segunda entrega guiados bajo un mismo concepto matriz, indaga y se sumerge en las profundidades que el laberinto de emociones y sentimientos posee, por las circunstancias desmedradas en que ocurrieron los hechos, en confabulación con el manto de cobardía, complicidad y silencio en que se trataron los acontecimientos a cargo de las fuerzas represoras del estado. Con toda ésta carga historicista a cuestas, el mundo que apareció en el escenario, articula significativamente los elementos propuestos por el autor Morales en su texto. Una escritura que estructura una denuncia sobre las vidas y las muertes acaecidas; una escritura que arrastra tras de sí, una cotidianidad sembrada de dolores y espantos.

Una característica destacable del colectivo Ensayo del Desastre, utilizado en el anterior montaje y en este profundizan extremando los recursos, es decorar el escenario con recursos tecnológicos que les brinda la posibilidad de diseñar el espacio escénico a requerimientos de la dirección, dando como resultado que el texto y la actuación tengan mucha relevancia.  

Transformar el escenario en una tridimensionalidad lumínica, posibilita que la voz  de las mujeres muertas doblemente, adquieran vida y sus aprehensiones vibren en la sala alojándose en nuestros oídos, para que sus gritos retumben con firmeza; ya que según Platón, la gente llega a sentirse cómoda en su ignorancia y se oponen, fuertemente, a quienes intentan ayudarles a cambiar. Porque la alegoría tiene por finalidad liberarlas de las ataduras que la realidad de la caverna, al exponer los cuestionamientos sobre el conocimiento, la representación de las cosas y la naturaleza de la realidad, representa. 

Realidades complejas que esta obra, Duelo; pretende iluminar esa etapa oscura que cubrió nuestro territorio y que, a cincuenta años, aún repercuten los daños causados en la actualidad. Varios montajes están en esta vía en estos momentos, y que a cincuenta años es un buen tiempo para dar una mirada a ese periodo e indagar en los hechos trágicos que marcaron esos años.

Este trabajo de la dupla Thumler-Oivier, mapea en aquellas decisiones que heredan como resultado, cicatrices que siguen sangrando en la geografía de un país que esconde una apariencia lúgubre. Esto, porque en la conformación de proteger el futuro del país, retumban las palabras del autor Morales, que entrevé la continuación de la misma tragedia, una tras otra, día tras día. 

Terrorífico panorama que la obra no dilucida en respuestas y menos soluciones. 

FICHA ARTÍSTICA: Dramaturgia: Rodrigo Morales. Dirección y Puesta en escena: Constanza Thümler y Angelo Olivier. Elenco: Nona Fernández. Voz: Luz Jiménez

Composición musical: Sebastián Carrasco. Visualista: Kurt Malonnek. Vestuario: Rocío Monasterio. Prensa: Claudia Palominos. Producción: OLIVIER & THÜMLER

Colaboración técnica: Matrice. Patrocinio: Teatro Nacional Chileno, Teatro La Memoria

Guillermo Pallacán. Crítico

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