DANZA FASMA. UNA EXPERIENCIA SENSORIAL INTEGRAL

Al leer lo promulgado en la propuesta de la obra de danza Fasma, basado en un ensayo de Georges Didí Huberman, Fasmas. Ensayos sobre la Aparición; es difícil imaginar lo que nos espera en escena. Sin duda nos enfrentamos a lo incierto. Tendemos a “suponer” un sin número de posibilidades: fotografías vivas, adornadas con una multiplicidad de colores y movimientos.  Se podría decir que la experiencia comienza desde que uno sale de casa. El cuestionarse lo que vamos a ver, es parte del proceso que uno tiene que ejercitarse como espectador.

Camino temprano a la presentación, porque la invitación decía qué había que llegar media hora antes para una preparación que se iba a someter al espectador, seguía analizando cual sería la actividad previa a la obra de danza. Obviamente sin tener una respuesta certera llegué a la hora señalada. 

El llegar a tiempo significó llegar acelerada. A los pocos minutos, comenzaron a responderse las preguntas silenciosas que revoloteaban en mi mente. Nos esperaba una joven que nos daba la entrada a una sala para la actividad previa.

Los detalles de lo vivenciado y su ejecución, los podrá descubrir usted, si es que se anima a participar de la experiencia y seguir este recorrido que voy a compartir con ud.

A mi juicio, fue muy enriquecedor el proceso para generar una buena disposición a “vivir el espectáculo”. A intentar lograr una simbiosis en los espacios que posee la sala Patricio Bunster: un espacio para los espectadores y otro espacio para los intérpretes. Una actividad que te lleva desde el ser y el estar presente, guiadas con y por instrucciones armónicas, sutiles y amigables, para re-descubrir nuestro cuerpo como instrumento sonoro e hipnótico, personal, íntimo y respetuoso. Siempre en concentración y calma.

Al habitar ese estado, me permití llegar hasta la íntima sala de M100, que honra a un destacado exponente de la danza, con la mente limpia del tráfico, del trabajo y los prejuicios que había arrastrado hasta ese momento especial. El espectáculo, que duda cabe, te invita a observar, escuchar, oler y sentir desde mucho antes del vamos. 

Mi estado y el de los que participamos del ejercicio previo, contrastaba fuertemente con los espectadores que llegaban a la sala directamente. Las velocidades internas y externas se manifestaban y contraponían fuertemente desde el inicio.

¿Qué decir de la puesta en escena? Que desde su iluminación y efectos, logran envolver y generar curiosidad para comprender las formas, los colores y las texturas que habitan el escenario. Se mezcla, desde mi visión, la sensación de niebla, profundidad, incluso similar a las medusas en la profundidad del mar. Ya no tratando de comprender, si no que tan sólo, apreciar y disfrutar el viaje que nos propone Fasma.

No puedo dejar de mencionar mi fascinación por la iluminación magnética y los juegos de texturas, colores y desplazamientos escénicos. Logré dejar de lado el espacio real y fundir mi atención con esta propuesta magnética y subjetiva, para quien observa.

Creo, ciertamente, que el espectador completa y complementa el cuadro. Tan solo comparto mi sentir particular, sin duda, ya que es un trabajo que altera las normas convencionales.

Los desplazamientos y movimientos de los intérpretes, que dibujan en la profundidad del horizonte tamaños irreales y envolventes, en formas imposibles de encasillar que explotan en sensaciones que se anidan en lo físico.

La música que acompaña en cada escena, con diferentes propuestas de modo intrigante y particular, nos arrastran desde lo bajo y latente, hasta lo cotidiano y hogareño.

La caja negra bien utilizada, siempre sorprende y contrasta entre acto y acto. La interpretación es llamativa por lo particular en su ejecución. Se prioriza un sosiego orgánico. Se descubre y devela lentamente el cuerpo, lo articulado a medida que nos quitan el velo de la primera impresión. 

Vemos formas que se desplazan, también seres, sin género ni nombre que paulatinamente definen y observan a una mujer en otros momentos. Todo ese tránsito no posee historia ni cronología. La respiración también es parte importante, destacable y nos da un tempo que acompaña la escena.

Si busca danza como concepto de baile, no es el lugar.

Si busca danza como arte integrativo, deconstrucción del movimiento y la forma, podrá disfrutar indudablemente esta pieza llamada Fasma.

Para ir concluyendo estas impresiones o pequeños bocetos que me inspiró la pieza, me quedo con la sensación del viaje realizado, comenzando desde lo interno como preparación a una experiencia nueva, distinta, para ingresar a lo incierto como un modo de desarrollo surreal, y concluir de regreso a la realidad distinta después de lo visto y sentido. Resultando un excelente tránsito de un viaje que no termina con esta íntima y potente experiencia.

FICHA ARTÍSTICA: Dramaturgia: Rolando Jara. Dirección: Colectivo Somos

Intérprete: Macarena Campbell – Andrea Gómez. Producción general: Kristopher Gómez

Diseño integral: Eduardo Cerón. Iluminación: Julio Escobar. Música: Ramiro Molina

Realización escénica: Manuel Morgado. Realización vestuario: Marcela Muñoz

Tramoya: Simón Bruna – Nicolás Muñoz. Difusión: Claudia Palominos

Mané Rios, actriz y bailarina.

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