TESTIMONIOS de SOBREVIVIENTES

Zoom significa ampliar. Ampliar para permitir una observación detallada y clara de un corpus. Ampliar un corpus porque ese corpus posee información importante.
La memoria es importante. A través de ella recogimos los antecedentes que conformamos el presente y, en ocasiones, el futuro.
En 2019 la icónica discotheque gay Fausto cumplió 40 años, convirtiéndose así en la más antigua de Chile que aún logra mantenerse en funcionamiento. ¿Cómo fue que una disco homosexual se inaugurara en los años más duros de la dictadura cívico-militar chilena? ¿Cómo permanece operativa durante todo ese período incluso hasta hoy?
Esta es la premisa que da inicio al proyecto-ensayo de la obra EL OTRO RITMO DE LA NOCHE; del Colectivo de Artes Escénicas La Comuna.
Ahora, cuando Zoom amplía la memoria a través de testimonios de los protagonistas, puede suceder una de dos como en todo ensayo que se precie de tal: quedarse en la forma o indagar en las motivaciones que facilitaron la existencia del fenómeno en estudio.
Forma versus Contenido.
El contenido ha sido extraído con prolijidad en el caso de la obra El Otro Ritmo de la Noche; que la acumulación de información y testimonios hallados ha generado un amplio trabajo de difusión que abarca diferentes formatos, según han expresado los integrantes del Colectivo La Comuna.
El material vivencial de primera fuente para desmenuzar las motivaciones tanto privadas como públicas, los alcances que significó horadar de raíz los cimientos familiares y, guardar en la memoria el recuerdo de aquella época turbia, sin clarificar las motivaciones que significó sobrevivir en aquel periodo de doble vida, siempre estuvo disponible para su recopilación.
Lo que expusó la compañía a la audiencia en el formato online fue un acotado abanico de secuencias que descorrió la cortina del mito y vistió los rumores con cuerpos, rostros y voces reconocibles.
Entonces, en el formato streaming zoom lo que se realizó fue visionar fragmentos que muestran los pilares que soportaron durante décadas la mentira generalizada de aquella época; cuyas resonancias aún perduran bajo el manto de la omertà o ley del silencio.
Esta característica propia de regímenes totalitarios, agregado a la humana condición que nadie es voluntario para ser héroe si no están dadas las voluntades para sacrificios, posibilita la creación de submundos de sobrevivencia donde la expresión libre de los deseos y cuerpos es un arma de defensa.
Entonces, estamos hablando de conservar la vida. De una transformación ambulatoria. Del yin y el yang.
Porque ambas energías son necesarias para mantener el equilibrio y, al no existir ni lo inmutable ni lo estático, se requiere su contraparte para la existencia. Existiendo un fluir infinito, equilibrado y armónico, las energías se buscan para fundirse, para crear un solo corpus existencial y necesario: por eso antes las cosas pasaban pero no se sabían, y ahora todos saben lo que pasa.
La luz sobre la oscuridad. El teatro unido al zoom.
La dramaturgia y el trabajo selectivo de ordenar el material recopilado, que realiza el autor Carlos Briones, tiene la insobornable tarea de iluminarnos sobre esa época que aún continúa retumbando en nuestras existencias, como ritmo trasnochado de largas noches olvidadas en algún recuerdo sobreviviente.

FICHA ARTÍSTICA: OBRA: El Otro Ritmo de la Noche. Colectivo La Comuna basada en relatos testimoniales. Dramaturgia: Carlos Briones. Dirección: Diego Agurto Beroiza. Elenco: Pablo Rojas, Fabian Gómez, Ariel Lagos, Carlos Briones, Bárbara Donoso y Diego Agurto. Coreografías: Fabián Gómez. Producción: Bárbara Donoso. Realizador audiovisual: Wincy Oyarce. Agitación teórica: Jorge Díaz. Fotografía: Pablo Fattori. Prensa: Claudia Palominos.

Guillermo Pallacán, editor.

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