“LA DRAMATURGIA JOVEN NO CREO QUE EXISTA”: César Farah

El dramaturgo, novelista y crítico teatral César Farah se siente más cómodo haciendo clases y escribiendo, que dirigiendo. Desde niño comenzó dibujando historietas donde fue forjando su mundo narrativo. Y que ahora lo tiene viajando por el continente, gracias a la re-escritura de la tragedia griega Medea”.

Primero tuvo una exitosa temporada en el teatro Sidarte, para luego ir al Festival de Neuquén, Argentina; al festival “Mujeres a las Tablas”, evento que fundamentalmente acepta montajes de creadoras y la mayoría de las obras presentadas eran unipersonales.

Ahora tiene una gira por México, donde la obra, estelarizada por la actriz Martina Sivori; recorrerá tres ciudades en compañía de la directora general del Centro Experimental de Arte Tessier (CEAT) Bárbara Donoso. Además de las funciones, van a realizar una serie de talleres: César dictará uno sobre el bardo de Avon Shakespeare, y otro sobre dramaturgia. La clase de Martina Sivori propondrá la creación de personajes y Bárbara Donoso dictará un taller sobre Máscaras I. Pero en ésta entrevista Cesar Farah tocó muchos otros tópicos que rodean al mundo teatral y, para que se interioricen de sus opiniones, aquí la siguiente entrevista:

¿Cómo fue esa experiencia en Neuquén, Argentina?

      La postulación la hizo CEAT, nosotros queríamos mucho mover Medea, porque cómo es un monólogo, es fácil de girar; es un buen trabajo, que nos gusta mucho y desde CEAT nos ayudaron mucho…El festival se llama “Mujeres a las Tablas”. Es un festival fundamentalmente de mujeres, casi todos los trabajos eran unipersonales, fue muy bonito en realidad. Era una función por grupo y éramos 6 grupos en total. Porque la gente ve tu obra desde otra realidad, pero también las personas que organizaban allá en Neuquén eran gente súper amables, lindas, muy buenas para trabajar en equipo, tenían una capacidad de producción insólita y eso que lo hacían entre ellos, era gente de una escuela pequeña y lo hacían todo entre ellos. Pero tenían una capacidad de producción notable, porque eran muy serios para trabajar, muy correctos…Muy bueno ese trabajo, había una escuela de títeres inmensos con miles de títeres para adultos, para niños. Tenían otra escuela que desarrollaba teatro comunal, siempre están haciendo cosas…

  ¿En qué consiste la gira a México, con la obra MEDEA, de la compañía La Diosa Guacha?

“Vamos a México con 2 propósitos: una, que nosotros tenemos mucho interés porque fuimos el verano de vacaciones y ahí, particularmente Sandra García, nos hizo el contacto allá con Anita Reyes, una productora. Y a través de Anita Reyes y de CEAT, entre Bárbara Donoso y Sandra, armaron ésta mini gira de la obra “Medea”, que implican las ciudades de Xalapa, Tlaxcala y Ciudad de México. Ellos mismos nos ayudaron a hacer la postulación al festival de Neuquén, del que venimos llegando. Entonces por eso salió lo de México, fundamentalmente. La productora de allá con la gente de acá organizaron esto que tiene dos líneas de desarrollo, por una parte fechas en salas, para mostrar la obra en tres salas y por otra parte haremos unos talleres: la actriz y gestora cultural Bárbara Donoso va a dictar el taller de Máscara I, en el foro Espejo Ilusión, de Tlaxcala. Yo voy a dictar uno sobre Shakespeare y otro de Dramaturgia, y Martina Sivori (la actriz de Medea) hará un taller de creación de personaje. En realidad la gira tiene 2 patas: por una parte, las funciones de la obra y por otra, los talleres. Está súper bueno, por la posibilidad de salir y mostrar la obra afuera. Recién tuve esa experiencia y es interesante, porque en realidad la gente de afuera no tiene ningún prejuicio, ni bueno ni malo de ti, no dice “…ah, éste loco es de La Diosa Guacha y ésta es la Martina; ah…éstos están con la gente de Ceat…” Nada. La gente lo que hace es aproximarse al trabajo teatral, al trabajo artístico y eso es rico, porque todo juicio que se hace es sobre ese trabajo y no sobre un prejuicio, puede ser un prejuicio bueno o malo. De hecho me pasa que yo tengo la sensación que la gente va a ver las obras de teatro sabiendo cómo los va a encontrar, si les va a gustar o no de antes, porque es amigo de tal, o porque es enemigo de tal otro, porque es de una persona que le cae bien o una persona que le cae mal, de una gente en la que confía. Entonces es bacán cuando sale afuera porque no hay ningún prejuicio…”

   El mundo de la mujer y sus complejidades, la fuerza que posee, su figura histórica, la evolución que ha tenido…¿ese es el tema en tu obra, que está presente en tus escritos?

    “Si. Es una buena pregunta en realidad. Yo creo que en verdad mi tema es más bien lo político en general, los procesos sociales. Mi tema, fundamentalmente, son los procesos sociales, ese es mi tema. Y claro, obviamente dentro de eso hay un tema radicalmente político, el cual es la mujer. Y evidentemente con todos los cambios y procesos que están sucediendo, y que tienen que seguir sucediendo…

Pero el tema político tampoco se ha abordado de manera directa, ha sido a través de Medea, a través de la novela que has publicado…

    Si claro. Yo creo que es justamente una distinción que me parece interesante. Lo que pasa es que el arte político es un problema grande creo yo, porque yo no creo que solo sea el arte que habla de la contingencia. Entonces, de hecho es un tema que ahora estoy trabajando y que me gustaría escribir un texto académico sobre ese problema, digamos. Que es lo que dice relación, que es lo que hace el arte político, en particular el teatro político. Yo creo que es una decisión gruesa, por una parte no es puramente el hecho que sea el arte contingente, es que hable de una contingencia. Tampoco es un arte que hable abiertamente, así como panfletariamente, de lo político. Tampoco que es puntualmente el lenguaje, al final del día no es puramente el lenguaje. Mientras más pienso el tema, más en la nebulosa me queda…Y de hecho es un problema para mí, porque tengo muchas ganas de escribir. Hay hartos textos escritos sobre eso, el teatro político. Porque creo que al final del día ,el teatro político, no es que haya que llevar el arte a la política, en verdad siempre ha estado ahí. En particular, el teatro siempre ha tenido una relación muy concreta, muy directa. El punto es que es difícil definir cuales son las categorías que hacen que algo sea propiamente arte lo político. O quizás la pregunta sea al revés, cómo lo político ingresa en el arte…

O cómo dijo el dramaturgo suizo Lukas Bärfuss, que vino por intermedio de StgoOff, a unas charlas y exhibir su obra “Paraty”; al plantear ese tema expresó: “hay que hacer teatro de manera política…”

    Claro. Claro. Yo entiendo que se refiere a un tipo de praxis. Hay algo ahí con la praxis, con la práctica; puede que diga relación con eso. O sea, para mi en éstos momentos es una duda, en realidad estoy leyendo, quiero escribir sobre eso, pero académico., teórico; estoy recopilando información, me gustaría trabajar sobre ese tema. Hay hartos escritos sobre el tema. El mismo Lehman. Por supuesto están Kantor, Piscator en una dimensión, Brecht por supuesto. Raymond Williams evidentemente, son autores que estoy visitando y trabajando para tratar de armarme un tema sobre eso. En realidad, a mi el teatro y la literatura, el arte en general, me interesa que tenga relación con los procesos sociales, históricos y contingentes. Pero eso no significa construir un teatro transparente o panfletario, que no me gusta.

Histórica y existencialmente, dónde ubicas tu versión de “Medea”, pero particularmente para que hable de la mujer actual; ¿Porqué trajiste a Medea, el ícono de la tragedia griega por excelencia, a la actualidad?

    Por varias razones en realidad. Primero por el distanciamiento que produce el arte; y en general el proceso de distanciamiento, de manera de comunicar algo diferente y lejano cosas que nos acontecen. Creo que eso es uno de los ámbitos más interesantes del teatro en particular, el fenómeno del distanciamiento; es decir, que yo soy capaz de ver en aquello diferente algo que tiene que ver con lo mío, pero de hecho lo puedo ver más incluso en lo diferente, porque estoy adormecido o he naturalizado ciertas conductas, o ciertos temas, ciertos procesos. En la época actual o en mi mirada actual están naturalizados; es lo que yo también llamo la mirada del extranjero, cómo cuando viene un extranjero a Chile, encuentra raro que digamos esto o hagamos esto otro, ¿no es cierto?. Hace poco de hecho vino un amigo extranjero y me decía ¿Cuál es la contingencia política? Yo le decía: bueno, uno de los grandes temas es el tema del aborto y él sorprendidísimo, me decía: ah, cómo, ¿El aborto no es legal acá? Eso es lo que el extrañamiento del extranjero lo llamo la mirada del extranjero. El otro autor por supuesto es mucho más famoso que yo; lo han llamado extrañamiento que es el caso de Brecht. El extrañamiento se produce doblemente porque está hablando del extrañamiento del personaje, verdad. El distanciamiento – extrañamiento. Creo que una mejor traducción es extrañamiento, me parece que él lo habla en todo sentido. Entonces quería hacer eso por una parte, mostrar ese personaje que es lejano, distante, que es de otra cultura, de otro tiempo y a través de él reflejar cosas que son y me parecen importantes para mi hoy día; que siguen estando contingentes y vinculantes en nuestra sociedad. Porque podría generar ese extrañamiento, qué resaltar más; porque insisto, hay algunas cosas que están naturalizadas. Porque de tanto decirlas ya suenan a lo mismo: cómo hablar del problema de la mujer, de su lugar en la sociedad, de su lugar en el matrimonio, hablar de racismo, de las jerarquías sociales. Bueno, parece ser un tema tan recurrente que empieza a convertirse, a veces, en un ruido. Entonces, la idea era aproximarme a él desde otro lugar que fuera extraño a lo común o no tan común para que se hiciera más evidente; eso es generar el extrañamiento. Si uno lo piensa, yo creo que el extrañamiento está en todo: en el arte; porque finalmente el arte siempre es una forma representacional, creo que la vida cotidiana también. Pero el arte es una forma representacional donde objetos, realidades, cosas, representen con medios y cosas diferentes, y eso lo dice Aristóteles. Es así de antiguo.

¿Y el narcisismo ha entorpecido ese arte?

    ¿El narcisismo de quién…?

Del autor, de los creadores o de los artistas.

    Buena pregunta. Eh, yo creo que es probable que sí, o sea sí. Yo creo que el narcisismo de los autores ha entorpecido ese arte también. Pero ese narcisismo también dice relación, pensando históricamente, con las condiciones de producción del arte. Cómo las condiciones materiales de producción, o sea, el arte ha tenido permanentemente, a propósito de que la gente necesita vivir, sustentar una economía. El arte ha tenido permanentemente estar haciendo transacas respecto de formas económicas que, no es que le sean ajenas, pero que no tienen tanta relación con él. Un problema que vemos todo el tiempo. Creo que es interesante verlo desde ahí, ese narcisismo puede haber entorpecido, sobre todo a propósito de las condiciones objetivas de producción de arte, que es lo que se cree de los artistas. Creo que la mayoría de la gente es lo que piensa de los artistas. Para el ciudadano de a pie, la mayoría de las respuestas que va a dar están vinculadas a dos fenómenos históricos: o al romanticismo creo yo, y a las vanguardias. Y eso es bien decidor, porque ambos son procesos que están tremendamente relacionados con la emergencia de la burguesía. Históricamente la burguesía nace; no nace ahí, pero se afianza en esos periodos, son movimientos sociales eminentemente burgueses, algunos de ellos son rebeldes hacia la burguesía, pero hechos por burgueses, con una educación burguesa. Entonces creo que hay una relación entre el concepto de orden burgués y ese narcisismo o ego que mencionas. Porque yo creo que los artistas antes de la modernidad, y sobre todo antes del romanticismo, tenían otro estatus social; no cómo el personaje tocado por la musa, sino que en realidad tenían una categoría como de artesano. O sea, si tuviera que hacer un símil con los tiempos actuales, diría que un artista en la antigüedad era como una especie de gasfíter, un trabajador muy especializado en algo que era pertinente y necesario a la sociedad, pero cuyo talento personal sólo era vivificado en virtud de la técnica. Y su trabajo tenía que ser menos con su subjetividad propia, que con necesidades de carácter externo, que fueran religiosas, monárquicas…

¿Te estás refiriendo al escultor Miguel Ángel, al pintor Leonardo da Vinci?

Si. Pero también a los griegos. En realidad a casi toda la historia de antes del siglo XIX, XVIII. De hecho, el propio Aristóteles en aquella época su pensamiento personal, filosófico, era más bien accesorio a la gran cultura, y él probablemente es uno de los tres griegos más importantes en la filosofía y en la historia. La literatura y la cultura era un pensamiento relativamente accesorio respecto de la cultura central, digamos, institucional.

Volviendo a nuestra época, la dramaturgia joven chilena está muy influenciada por el narcisismo, o por el ego. ¿Qué piensas al respecto?

    La verdad no sé. Depende. Lo que pasa es que hay hartas cosas que decir ahí. Yo no podría estar de acuerdo con esa pregunta, porque tu dices la dramaturgia joven chilena; y yo no creo que exista. Y esto no es porque esté negando a la gente joven que está escribiendo. Yo creo que no existe cómo un movimiento, cómo un conjunto de personas que tienen relaciones o que se puedan relativamente uniformizar. Yo creo que nuestra sociedad entera está fragmentada, monádica y autoreferencial, a propósito de la dictadura de Pinochet y la posterior instalación de un neoliberalismo brutal, acérrimo de un capitalismo que no da tregua. Está tan así, qué es difícil hablar de movimientos culturales. Entonces yo entiendo tu pregunta, pero yo no podría hablar de la dramaturgia joven chilena, porque no creo que exista. Insisto, y no porque desconozca a esos autores, sino porque no creo que haya un movimiento del que se pueda hablar y creo que ahí hay de todo y también los autores tienen de todo. Hay autores que tienen textos súper interesantes a veces, y otros que son menos buenos o que incluso son francamente malos. Pero también creo que sería injusto pedirle a un autor, a un dramaturgo o, a un director, a una compañía que esté siempre bien. Creo que hay dramaturgos buenos e interesantes. Por ejemplo me gusta harto Pablo Manzi. Y hay otros que no me parecen interesantes, pero que tienen un éxito loco. No me gustan por dos cosas: uno, siento que el público se mueve más por modas, que por una visión crítica del teatro o reflexiva o propia. Es decir, cuando algo se pone de moda da lo mismo si el dramaturgo, el director o la compañía, lo hacen bien o mal. Cuando está de moda la gente lo va aplaudir igual porque es la moda. Y eso lo he notado harto, siento que a las personas les cuesta mucho tener una opinión al respecto. Y dos: me he dado cuenta que tengo la sensación, no te diría que a veces hay plagio, pero que hay cosas que son excesivamente parecidas a otras. Entonces encuentro que no es necesario, eso me molesta. Además uno sabe que eso que la gente está aplaudiendo, es casi exactamente igual a una cosa que se hizo hace diez o veinte años…

¿Y el público se percata de aquello?

 El público no lo sabe porque el público no lee mucho, esa es la realidad. Bueno, el público y los teatristas en general. A veces hasta los críticos no leemos todo lo que deberíamos leer. Yo creo que cuando digo leo, no estamos enterados, no estamos leyendo, no estamos conociendo. O sea, me ha pasado que he visto obras que la gente encuentra buenísima y yo sé que en esos textos hay unas partes importantes que están tomados de otro texto. Entonces, a quién estoy aplaudiendo, a éste autor o al que escribió hace 20 años esto. Y la crítica tampoco lo dice, entonces uno supone que nadie está muy enterado.

Tú además de dramaturgo y novelista, eres crítico de teatro. ¿Dónde te sientes más cómodo, o qué voz te es más grata?

 Eh. Es difícil. Te voy a decir que también soy profesor y eso me gusta mucho. De hecho, originalmente te iba a contestar que siendo profesor donde mejor me siento. Pero de esas alternativas, no sé en realidad. A mí me gusta mucho escribir. De hecho, el otro día estaba acordándome con mi hermano que desde chico, mi hermano me lo contaba, de cosas que no recordaba cuando tenia como cuatro años. No escribía pero hacia cosas, hacia obras, dibujaba mucho, trataba de hacer historietas. Siempre tuve ésta cosa de narrar, de alguna manera poner en acción, representar. De hecho mi hermano me contaba que hacia esto y lo otro, cosas que no recuerdo. Creo que me gusta harto escribir. Es difícil dirigir, y actuar nunca lo haría, porque es dificilísimo. Hacer clases también es bien difícil y es una pega que no luce tanto pero que es muy importante.

Según tu apreciación, ¿Porque las obras tienen poca extensión?

 Me he dado cuenta de eso hace rato, por dos razones: una, porque francamente el público no resiste tanto. Creo que la resistencia del público es cada vez menor. El público resiste menos por una parte, y es raro porque si tú me preguntas, a mi me da lo mismo si la obra dura 50 minutos o 3 horas. Lo que importa es que sea buena. Yo creo que al público le cuesta resistir. Creo que hay un problema con la dramaturgia en Chile en general. Celebro cada vez que hay dramaturgos nuevos, o gente que hace dramaturgia. Además, no creo que la dramaturgia sea solo esto. Pero celebro cuando aparecen dramaturgos del estilo antiguo, del: “ voy a escribir una obra y te la paso”. Creo que también hay dramaturgia del cuerpo, creo que hay distintas maneras de acercarse a la dramaturgia, hay dramaturgia de la escena, hay dramaturgismo; todo eso lo creo y lo celebro. Me gusta cuando aparecen dramaturgos que escriben una obra para que alguien la monte, porque es un trabajo importante; porque es un trabajo que si se hace en serio y se hace bien, supone pensar en una serie de acciones que están organizadas para ser puestas en escena. Entonces creo que de eso hay poco. Una de las cosas que veo es que las obras se desbaratan a menudo, y donde más se desbaratan es en la dramaturgia. Al final hay buenos directores y de vez en cuando aparecen actores increíblemente buenos; hay de todo por supuesto. Pero creo que hay una lejanía con el ámbito escritural. Tampoco es de sorprenderse, si los chilenos el 50% no entiende lo que lee, difícilmente va a poder escribir.

¿Y porqué las temporadas en salas son tan breves y existe tanta circulación de obras?

   ¡Ah, las temporadas…! No hay salas en éste país. Cada vez hay menos salas y además, pocas. Es verdad que hay salas en todas las comunas, seamos honestos. El consumo cultural está delimitado a ciertos lugares geográficos. Lugares que dicen relación con la burguesía, porque en realidad es la que más consume teatro o la que más consume arte es la burguesía. Y de hecho bajó, es cosa de revisar el estudio que está en línea de CNCA hasta el año 2015, que es el último, y muestra cómo el consumo cultural, en varias áreas incluyendo las artes de la representación, bajaron todas. ¡Todas!. Entonces eso dice relación con varias cosas. Pero bajó el consumo de arte en éstos ámbitos, bajaron todos de acuerdo al último estudio. Eso por un lado. Vemos ésta tragedia terrible que se cierran, o centros culturales o salas de teatro y no se vuelven a abrir. Cada vez es más difícil estar en sala y las salas que realmente interesan, y que la gente quiere estar, se circunscribe a un espacio geográfico bien delimitado. Hay muchas compañías y pocas salas. Por eso la mayoría de los teatristas dice: “voy a mostrar esto y la primera temporada tratar de mostrarla donde pueda”. Francamente hacer teatro es una odisea. La gente no sabe, no tiene idea lo que cuesta parar una obra de teatro, que cuesta muchísimo.

  Guillermo Pallacán R. editor

 

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